La educación financiera está relacionada con la forma en que manejamos las finanzas en nuestra vida cotidiana, y también con cuánto sabemos cómo hacer esto.
Esta habilidad va más allá del control de nuestros gastos, lo que puede incluir el presupuesto para la familia, ahorrar y decidir dónde aplicar lo que ha guardado. Todo esto puede proporcionarnos estabilidad financiera para hoy y también para nuestro futuro.
La educación financiera no solo nos permite tener una buena salud financiera en el hogar, sino que también permite que toda la economía se vuelva más saludable y más equilibrada.
Por lo tanto, se argumenta ampliamente que la educación financiera debe enseñarse incluso durante la escolaridad obligatoria, y que su falta pesa mucho sobre los hábitos de los brasileños cuando se trata de consumir o ahorrar.
Los resultados de esta enseñanza vienen con educación financiera, o educación financiera, e indica cuánto ha dominado una persona los conceptos de finanzas en la forma en que toma sus decisiones.
Se logra una educación financiera ideal con la capacidad de comprender algunos principios y conceptos que se utilizarán en nuestra rutina. Puede ver algunos de ellos en el tema a continuación.
Componentes esenciales en educación financiera.
Algunos conceptos pueden marcar la diferencia en nuestra rutina cuando tomamos decisiones sobre cómo consumir, ahorrar e invertir. Separamos algunos de ellos.
Presupuesto
Un presupuesto sirve como un “mapa” de cómo desea gastar lo que gana y también para planificar ahorros. Cuando está bien diseñado, permite que nuestros hábitos se estandaricen con el tiempo, y esto puede ser sinónimo de estabilidad financiera.
Un presupuesto debe contener nuestras metas para el mes, indicando los ingresos que ganamos y nuestras metas de ahorro para el futuro.
Ahorros
El ahorro es una prioridad para quienes desean lograr la estabilidad financiera. En nuestro presupuesto, el resultado de nuestros ingresos es superior a los gastos.
De manera simple, los ahorros son la cantidad que no se consume hoy, para ser utilizada en nuestro futuro. Y este período puede ser tanto cerca como lejos.
Si hablamos de un período cerrado, los ahorros se realizan con el objetivo de crear un fondo de emergencia o comprar un nuevo producto, por ejemplo. Los ahorros realizados por un período más largo pueden ser para la compra de una casa o incluso para nuestra jubilación.
En diferentes casos, se realiza con objetivos y logra promover una mejor estabilidad financiera. Recuerde que gastará menos de lo que gana.
Tasas de interés
Para poder gastar nuestros ahorros en el futuro, necesitamos “almacenar” estos recursos nuestros donde sean remunerados. El mínimo requerido es que haya un repunte en la inflación para ese período.
Esto se puede hacer invirtiéndolos en algún activo del mercado financiero. La lógica es simple: quienes tienen recursos excedentes prestan a quienes los necesitan hoy, quienes los devuelven con una cantidad adicional: intereses.
Comprender las tasas de interés nos enseña a ahorrar para invertir, pero también para consumir. Cuando financiamos un automóvil o una casa, por ejemplo, las tasas de interés están ahí y deberían ser parte de la decisión.
Crédito
Si decidimos consumir con recursos prestados, como es el caso del financiamiento, debemos recurrir al crédito.
Endeudarse puede comprometer nuestros recursos para el futuro, y ese es uno de los conceptos que los consumidores siempre deben tener en cuenta al tomar decisiones de este tipo.
El crédito es incluso más que una cantidad para pedir prestado: es parte de la “reputación” que tenemos con el mercado crediticio. Cuanto peor es, menos recursos obtenemos y más intereses pagamos.
Debido a esto, los préstamos deben reservarse para casos de necesidad, sin pagarlos, comprometiendo nuestros ingresos en el futuro.
Impuestos
Los impuestos también deben ser parte de nuestras decisiones de consumo, ya que están incluidos en prácticamente todo lo que pagamos e incluso en nuestras inversiones.
Por ejemplo, hay inversiones financieras que están exentas del impuesto sobre la renta. Lo mismo puede suceder con algunos bienes que adquirimos, cuando se deducen del impuesto anual.
Todo esto se puede aprovechar cuando sabemos más sobre cómo funcionan los impuestos. Calcular el impuesto sobre la renta es una de las formas de estar en contacto con este aprendizaje.
Beneficios de la educación financiera.
La educación financiera aporta beneficios a la toma de decisiones individuales, y todo este beneficio adicional promueve una sociedad en la que la economía está constantemente equilibrada.
En las economías donde esto sucede, las tasas de interés son más bajas, el crédito es abundante y el capital es productivo.
De lo contrario, sin el conocimiento requerido en educación financiera, los consumidores se convierten en víctimas de altas tasas de interés y están constantemente endeudados.