Es interesante leer esto de Lord Oakeshott, el ex portavoz del Tesoro de los Demócratas Liberales.
“La economía está tan plana como un panqueque. Ningún crecimiento significa ningún progreso en el propósito central de la Coalición de reducir el déficit. Los demócratas liberales no nos adherimos a la estanflación y al círculo vicioso de recortes contraproducentes. Es hora de desafiar la ortodoxia del Tesoro que no ha aprendido nada desde la década de 1930.
La opinión del Tesoro podría resumirse como la creencia de que:
- El déficit presupuestario debe reducirse independientemente de las circunstancias económicas. La opinión del Tesoro establece que equilibrar el presupuesto es importante para restaurar la confianza. (Ver: Hada de la confianza)
- El punto de vista del Tesoro generalmente establece que las medidas de austeridad no afectarán negativamente a la economía. Por ejemplo, recortar el gasto público provocará un aumento del gasto privado para reemplazarlo. En otras palabras, el gasto público está desplazando al gasto privado.
El punto de vista keynesiano critica esta ortodoxia del Tesoro porque argumentan que en una recesión, el gasto público no está desplazando al sector privado.
En 1931, los funcionarios del Tesoro presionaron al gobierno para que implementara un presupuesto de austeridad: aumentos de impuestos y recortes de las prestaciones por desempleo en medio de una recesión. (Condujo a la disolución del gobierno laborista minoritario, y la mayoría de los diputados laboristas abandonaron el gobierno. El desventurado Ramsay McDonald se quedó para formar una Coalición Nacional con diputados principalmente conservadores.
La austeridad durante el apogeo de la Gran Depresión empeoró la economía, aunque dejar el patrón oro ayudó.
Lo triste es que la visión del Tesoro también prevaleció en el Reino Unido durante la década de 1920.
En un esfuerzo por reducir la deuda nacional como% del PIB, durante la década de 1920, el Reino Unido registró superávits presupuestarios primarios a lo largo de la década (excluyendo los pagos de intereses, los ingresos fiscales fueron mayores que el gasto público). Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos de austeridad fiscal, la deuda nacional como% del PIB era obstinadamente alta y no descendió porque (aparte de unos pocos años) el crecimiento estaba estancado.
Años de austeridad no lograron afectar la deuda nacional como porcentaje del PIB.
Conduciendo a un alto desempleo.
Hubo algunas personas que argumentaron que deberíamos desafiar la ortodoxia del Tesoro en 2010 (Recortes de gastos y economía, 2010). Pero, a falta de un mejor dicho
‘mejor tarde que nunca.
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