La pasividad es el obstáculo para el crecimiento de numerosas carreras y también puede interferir en la vida personal. El comportamiento pasivo se caracteriza por no reaccionar o actuar en la mayoría de situaciones. Las personas que mantienen ese registro difícilmente podrán ascender profesionalmente o lograr sus metas personales. A la larga, la pasividad se convierte en una carga de la que debes deshacerte para destacar.
Pasividad: cómo identificarla en tu vida
Evidentemente, en la vida cotidiana se dan varias situaciones en las que es necesario someterse a las órdenes del líder del equipo de trabajo o aceptar una decisión sensata por parte de algunos familiares. Sin embargo, permanecer pasivo ante las decisiones de los demás no va de la mano de buenos resultados y dinamismo en el ámbito profesional y personal. Deténgase y piense, ¿cuántas decisiones ha tomado en las últimas 48 horas? ¿Cuántas veces ha podido expresar su opinión para ayudar a tomar una mejor decisión para el grupo?
Estos son pequeños reflejos que te ayudarán a identificar una posición demasiado pasiva. Lo que estoy diciendo es que hay un momento para ponerse de acuerdo (cuando este es el mejor para todos) y un momento para expresar su opinión para hacer avanzar al grupo. Puede resultar sumamente cómodo permanecer en una posición pasiva, pero no es práctico lograr un crecimiento a medio y largo plazo.
¿Por qué ser pasivo es malo?
Adoptar una postura pasiva te pone en una situación complicada, ya que todas las decisiones relevantes para tu vida las toman otras personas. Y es posible que otros no tengan los mismos intereses que tú. Con el tiempo, esto puede generar una gran frustración, ya sea en el trabajo o en la vida familiar.
Cuando la atención se centra en cosas pequeñas, como elegir una película en el cine o tomar una copa en la cena, puede parecer poco importante, pero como tiene una repetición de estas opciones subcontratadas y utiliza la lente macro, puede ver la cuánto es incómodo. Entonces, si identificas una complacencia pasiva en tu forma de actuar, es interesante empezar a pensar en ello y desarrollar estrategias de combate.
Los siete pecados de la pasividad: ¿qué son y qué podemos aprender de ellos?
La pasividad genera problemas para el buen desarrollo de la vida personal y profesional de quienes mantienen esta postura. A continuación, presentaré en detalle los siete pecados, es decir, las siete influencias negativas de este comportamiento en tu vida diaria. ¿Qué tal reflexionar sobre el aprendizaje que se puede tener con cada uno?
1 – Hablar más que hacer
El primer pecado de esta lista puede ser bastante limitante para el crecimiento profesional y frustrante para los miembros de la familia del individuo que adopta un comportamiento pasivo. Generalmente, las personas con más pasividad tienen dificultades para realizar su potencial en la práctica, ya que sienten vergüenza de ponerse en una posición destacada.
Algunas personas pasan tanto tiempo teorizando lo que podrían hacer que, al final, no hacen nada. Es fundamental entender que hablar no es lo mismo que hacer, es fundamental planificar, pero más fundamental aún llevar a cabo. Empiece a pensar en su comportamiento en los últimos proyectos en los que participó. ¿Contribuyó a la ejecución práctica de la actividad o simplemente divagó sobre cómo se podría hacer o cómo podría haber mejorado?
Pensar y no hacer es lo mismo que no pensar, nadie conocerá tus potenciales si no se presentan al mundo. El aprendizaje que esto deja es que las buenas ideas son las que se ponen en práctica. No tenga miedo de cometer errores, cuando algo no funciona, también hay una ganancia, el aprendizaje.
2 – Apego a la zona de confort
Puede parecer un cliché, pero es realmente fundamental salir de tu zona de confort para desarrollar tus talentos y mostrarte al mundo. La pasividad es amiga-hermana de la autocomplacencia, casi nadie deseará salir de una situación cómoda para emprender un camino de incertidumbre. Sin embargo, permanecer siempre en la misma posición o sin tener grandes expectativas para tu familia no será posible que crezca.
El estancamiento es el combustible para la aparición y consolidación de la frustración, para muchas personas lidiar con esta falta de cambio en la vida es muy perjudicial. Al darse cuenta de que ha estado haciendo solo lo que es conveniente durante mucho tiempo, es interesante considerar cambios de punto de vista y la adopción de actividades desafiantes. La proactividad de estar dispuesto a cumplir nuevos roles, en el trabajo o en la vida personal, cuenta y mucho para hacerte un individuo más completo y complejo en la cantidad de experiencias que tienes en tu equipaje.
3 – Procrastinación
¿Recuerdan que, en el ítem 1, mencioné que uno de los problemas de la pasividad es precisamente el deseo de hablar más que de hacer? Esta característica refuerza un comportamiento muy negativo, el de la procrastinación. Inventar actividades innecesarias o dedicar tu tiempo a las redes sociales en lugar de hacer lo necesario es procrastinar, es decir, tirar horas que podrían ser productivas.
La pasividad puede convertir a las personas en rehenes de las órdenes ajenas, por lo que si no tienen un líder que les llame la atención sobre las actividades a realizar, no se realicen. Otro motivo que hace que la procrastinación esté presente en la vida de muchos es la falta de confianza en la propia capacidad.
Es más fácil pasar mucho tiempo viendo videos en Internet o comentando la vida de otras personas que estar en espera para realizar una tarea. El punto de inflexión de este comportamiento es comprender cuán positivos son los desafíos de la vida. Una vez que comprenda que los desafíos son buenos, ya no tendrá ningún problema con estar en riesgo en términos de ignorancia.
4 – No asumir responsabilidades
Siguiendo la línea de lo explicado anteriormente, llegamos al cuarto pecado de esa lista, la falta de compromiso para asumir la responsabilidad. Una persona asustada por los desafíos no tiene la confianza suficiente para asumir la responsabilidad. No adelantarte a los temas pertinentes de tu vida diaria significa que no eres un actor importante a medio y largo plazo, en ningún ámbito de la vida.
¿Tiene la costumbre de tomar la iniciativa cuando se necesitan decisiones? ¿O eres el tipo de persona que prefiere soltarse cuando siente que necesita exponerse? Las respuestas a estas preguntas dicen mucho sobre su grado de pasividad. Para convertirse en alguien relevante y reconocido por lo que hace, es necesario permanecer en evidencia. Empieza a asumir pequeñas responsabilidades en tu día a día y, poco a poco, te resultará más fácil tomar decisiones y gestionar proyectos.
5 – Dificultad para afrontar los reveses de la vida
Todos tenemos altibajos en la vida, la diferencia entre las personas reactivas y las pasivas está en la forma en que se comportan ante los contratiempos. Si algo que se planeó no funcionó, ¿pasa mucho tiempo lamentándolo o comienza a pensar en formas de reestructurar sus acciones?
Si te quedaste con la opción del arrepentimiento, debes saber que no ayuda en absoluto a resolver los problemas generados por las dificultades. No todo en la vida saldrá como pensabas y la solución es no pensar en lo injusto que es. Adopte una nueva postura ante situaciones complicadas, observe cuáles fueron las razones por las que los planes no se materializaron y busque formas de corregirlo en una próxima empresa. Tenga en cuenta que no es una víctima de la situación, sino su gerente.
6 – Dependencia emocional
La pasividad hace que las personas sean menos emprendedoras y satisfactorias en su vida personal y profesional, a fin de volverse dependientes de los demás. Entre los tipos de dependencias, la más grave que puede tener una persona es la emocional, la idea de que necesitas a los demás para poder estructurarte e incluso ser feliz. Es un concepto peligroso que muestra baja autoestima.
La mejor forma de afrontar y resolver este síntoma de pasividad es fortalecer tu amor propio, empezar a comprender cómo eres tú mismo la solución a tus problemas. Por supuesto, tener gente que le guste y con la que pueda contar es importante, pero no puede ser la respuesta a todos los problemas. Habrá ocasiones en las que solo usted estará disponible para resolver sus problemas.
7 – No establecer proyectos de vida
¿Cuáles son tus metas en la vida? ¿Dónde quieres estar profesionalmente en unos años? ¿Cuáles son sus deseos para su familia? Aquellos que no tienen respuestas a estas preguntas no tienen una dirección para guiar sus acciones a diario. El que sabe adónde va, puede establecerse más fácilmente en un camino prometedor.
Pero tenga la seguridad de que si no tiene respuestas a estas preguntas en este momento, es posible que tenga algún tiempo a partir de ahora. Piense en ello, reflexione sobre lo que quiere para usted y sus seres queridos. Cuando sepas cuáles son tus metas, determina metas (pasos para lograr el resultado final), al hacer esto tendrás una planificación estructurada para tu vida.